Pablo Neruda decía que el triunfo verdadero del hombre surge de las cenizas del error. En este sentido y luego de la amarga participación de la selección ecuatoriana en la copa América hemos aprendido que hay que escoger líderes que tengan carisma, preparados no solo en lo táctico técnico sino en lo comunicacional con herramientas de Programación Neurolingüística y coaching. Líderes que lleven a su equipo del estado presente al deseado, que escojan a los mejores elementos, que hagan posible lo imposible a través del ejemplo, de hábitos de vida y que influyan en sus dirigidos. Que lo que propongan atraiga, que sepan lo que quieren y estén orientados a resultados.
Etimológicamente la palabra líder, proviene del inglés ‘to lead’ (conducir, dirigir), significa aquel que guía, que conduce a un grupo, el que lleva a feliz término alguna acción esperada determinada o algún proyecto de equipo.
Lo que los ecuatorianos queremos para nuestra selección, es un líder con iniciativa, creatividad, habilidades técnicas, condiciones psicológicas, madurez emocional, capacidad de entendimiento y acción, respeto por el otro, honestidad, reconocimiento de errores; pero sobre todo el fortalecimiento del espíritu de cuerpo para unir a un equipo de once jugadores que representan a un país.
Ya lo decía el famoso proverbio chino: “El sabio puede sentarse en un hormiguero, pero solo el necio se queda sentado en él”.