Para quienes creemos en Dios, y Chávez parecía hacerlo, besaba la cruz e invocaba su nombre y el de Jesús, a cada momento, sabemos que este cuerpo terrenal será polvo, fue solo el continente de obras, ideas, de pensamientos; los de Chávez ya fueron juzgados cuando al morir estuvo ante Él. Su gestión, positiva o negativa depende de la opinión de cada uno y la historia juzgará su verdadero legado.
Su enfermedad sin duda hizo sufrir su cuerpo, más allá de hacernos creer con fotos que no fue así. En la etapa terminal de una enfermedad el deterioro físico es grande, la ciencia en afán de salvarlo también lo agrede, ¿no sería hora de dejarlo descansar en paz?
Toda muerte se respeta como se respeta el dolor de quienes lo lloran, pero apelar a la sensibilidad de la gente manteniendo el cuerpo embalsamado, parecería más una desesperada manipulación, para que la gente siga votando por Chávez.
María Augusta Espinosa
Ataques disfrazados
Marcelo Ortiz Villacís al escribir sobre la Iglesia Católica pretende que Freud tiene el análisis adecuado para explicar la conducta de los 1 196 millones de creyentes católicos que hay en el mundo.Desconociendo totalmente quién es Cristo, olvidando la trascendencia del fenómeno religioso y analizando de manera mezquina lo que es la Iglesia, concluye que los 1 196millones de feligreses somos unos pobres borregos sin libertad ni albedrío. A todas luces una grosería disfrazada de sesudo análisis que se escuda en Freud. Los católicos, en estos días, hemos leído y escuchado muchos ataques a nuestra iglesia disfrazados de criterios reflexivos. Todos son consultables, paganos, ateos, sectarios, feminazis, contrarios, resentidos y todos se sienten con el derecho de opinar sobre el Papa, qué quieren y cómo debe cambiar, según su particular óptica, la Iglesia Católica. Brillan por su ausencia el conocimiento del tema, la imparcialidad y la mesura. Tres ideas que no se pueden dejar de lado: la Iglesia es de Cristo y solo a Él tiene que ser fiel y agradable, no al mundo. El Papa, sea de donde sea, no hace lo que le da la gana, está sujeto al Evangelio. La elección del Papa no es una elección más de un gerente ejecutivo de una empresa multinacional. Lamentablemente, referente a la religión y a la Iglesia Católica, poco puede ser explicado con claridad y profundidad sin fe o por lo menos con un enfoque espiritual.