Alarmante que en el siglo XXI aún haya fanatismo religioso como en el Medioevo, superado por el mundo occidental más de cuatro siglos, y es así que nuestra población pese a convicciones religiosas, tolera cualquier forma de expresión aunque fuere ofensiva a su credo, como el filme, ‘La última tentación de Cristo’, que distorsiona la vida del Salvador, pero nuestra madurez intelectual y emocional nos permite pasar por alto tales manifestaciones que pueden considerarse blasfemas incluso, y por ningún motivo se nos ocurriría atentar contra ninguna persona, menos si no tienen ninguna relación con el hecho.
Causa indignación y vergüenza que existan elementos con apariencia humana, sin capacidad de comprender principios de civilización y respeto por estar inmersos en la noche de la ignorancia y la maldad que les impulsa asesinar a diplomáticos sin responsabilidad en estos casos.