AsistÃ, en calidad de ciudadano común e independiente, a la marcha organizada por los trabajadores, el 1 de Mayo. Pude apreciar (imposible cuantificar con exactitud) una asistencia masiva de muchas cuadras de personas que formaban en partes, grupos afines en sus requerimientos sociales o polÃticos y también se advirtió la presencia muy abultada de personas y aun familias que simplemente no estaban de acuerdo con las polÃticas del régimen.
HabÃa jubilados, trabajadores, mujeres, médicos, jóvenes y aun niños, etc. Es decir, el pueblo en su máxima expresión, y cada grupo llevaba sus pancartas con lemas afines a sus inquietudes; satÃricos en buena medida y varios, muy chuscos que despertaban la sonrisa del público.
El pueblo quiteño es muy hábil e ingenioso en estas expresiones y eso es destacable. Al margen de lo que hablaron los lÃderes en la plaza de San Francisco, debe ponerse atención es a la gran masa que se hizo presente en la marcha, la que no puede ser minimizada. Vale que los ciudadanos sean escuchados, vale conocer su espÃritu, sus requerimientos.
Esto a veces se deja de lado; la voz del pueblo, se dice, es la voz de Dios. No es buena consejera la marginación a esa voz masiva del pueblo. Tenga presente, con respeto, señor Gobierno.