El viernes 4 de marzo diario El Comercio publicó el artículo Glas, el héroe nacional, escrito por Enrique Ayala Mora; un texto burlón y grosero en contra del vicepresidente del país, que evidencia el odio personal de este “académico” por el segundo mandatario, uno de los líderes que ha transformado la Patria.
Nadie en el Ecuador ignora que el mayor gestor de los cambios tecnológicos en estos nueves años es Jorge Glas. Como profesional, colaboró con el país durante el conflicto del Cenepa, igual que lo hizo la campesina que obsequió una gallina a los soldados, o el tendero que hizo lo propio con agua o galletas. Todos sin obligación, solo por amor a la Patria.
No cabe remitirse a las ofensas de Ayala, pero sí cabe puntualizar algunas cosas de este viejo personaje de la partidocracia, cuestionado por sus antiguos compañeros socialistas, mal visto por buena parte del alumnado de la Universidad Andina, de la cual tuvo que salir del rectorado casi a empujones porque quizás le aterraba la idea de perder un sueldo obsceno de cinco cifras para quien dice estar en las filas de proletariado.
Como historiados que dice ser, Ayala debería estar en capacidad de reconocer los logros a favor de los más necesitados, de trabajadores, amas de casa, estudiante. Sin embargo, el odio de Ayala lo han dejado al descubierto. Sus aires de lord inglés fueron más fuertes que supuestos principios socialistas.
No en vano, el ala verdaderamente socialista de un partido político que es orgullo de muchos ecuatorianos, le dio la espalda a lord Ayala al descubrir que detrás de su falsa sonrisa socialista estaban sus afiliados colmillos neoliberales. Por eso se quedó solo, con sus penas, con sus sueños de arribismo político y social. Con un laberinto de confusiones y dudas sobre su propio ser, sobre su pasado, su presente y su futuro.