Las declaraciones del presidente Moreno respecto a la situación económica en que se ha dejado al país, comienza a ratificar lo que muchos analistas habían sostenido, en el sentido de que hay varios problemas difíciles que le toca resolver al actual Gobierno, a tal punto, que sin entrar todavía en los detalles, categóricamente señala que no hay ninguna mesa servida como olímpicamente había señalado Correa.
Uno de los grandes temas es la necesidad imperiosa de reducir el gasto público con el objeto de que los egresos vayan ajustándose a los ingresos, al menos en el corto plazo, planteamiento que, por lógica, viene siendo recomendado por el Consenso de Washington desde 1 989, pero que por razones políticas y no técnicas, siempre fue criticado por ser un programa “de los otros”. Inclusive, a más del déficit cero en el gasto público, se ha sugerido orientación de las prioridades en los egresos; ampliar la base tributaria; y, liberalizar el comercio y los flujos de capital, entre otras medidas, pero a ninguna de las materias señaladas se le ha dado importancia y, al contrario, se las ha desechado y criticado abiertamente.