¿Cuántos muertos más hacen falta para que los países americanos intervengan en la crisis de Venezuela?
Como todos sabemos, en Venezuela no hay alimentos, no hay medicinas y no hay seguridad. Toda la nación está conmocionada. La tiranía castro-chavista ha convertido a ese país hermano en un narco-Estado, donde los “colectivos” armados y la guardia “bolivariana”(¿?) tienen licencia para matar.
Durante los últimos 20 días, hasta donde sabemos, unas 40 personas han muerto en las calles y ha habido unos 700 heridos. Se estima que existen unos 200 presos políticos por acusaciones falsas.
La crisis venezolana amenaza también a los países vecinos, puesto que los refugiados en Colombia pasan ya del 1 200 000 y los que están en Brasil superan los 200 mil. Súmese a eso todos los venezolanos dispersos en Ecuador, Perú, Panamá, Florida…
La comunidad internacional ha sido lenta para reaccionar. Cierto que muchos países han condenado los hechos, han roto relaciones o han retirado a sus embajadores y ha debatido el tema en la OEA y la Unión Europea, pero hasta ahora no se ha realizado una acción decisiva para poner verdadera presión en el tema y ayudar al pueblo de Venezuela.
El “diálogo” auspiciado por el Vaticano y el ex-Presidente español Zapatero resultó una farsa para quemar tiempo. Y la absurda constituyente “comunal” convocada por Maduro es más de lo mismo. Ya el gobierno chavista, al desconocer la jurisdicción de la Asamblea Nacional libremente elegida y al cometer tanta tropelía contra los derechos humanos, perdió toda legitimidad moral y jurídica.
Millones de venezolanos, en las calles, han manifestado su voluntad de ser libres y establecer un verdadero Estado de Derecho. Ellos exigen la plena vigencia de los derechos humanos, la recepción de ayuda humanitaria, la libertad de los presos políticos, elecciones generales sin fraude, y una economía libre, que permita alimentar a la población.
Lo malo es que el pueblo de Venezuela no se halla en condiciones de conseguir estas metas porque la mafia castro-chavista ha logrado corromper a los mandos militares, ha sembrado el miedo y además ha creado una infame “guardia bolivariana” y otros grupos armados ilegales y violento.