Algunos economistas, deseosos de buscar recursos para que el Gobierno pueda atender con urgencia los problemas sanitarios en que nos encontramos, plantean la reducción del aparato burocrático en un 20% y/o el aumento del IVA del 12 al 14%. Analicemos tales propuestas:
1.- No hay concordancia entre el número de servidores del Estado, primero porque se confunde el gasto en sueldos y salarios en que incurre el “Gobierno Central”, frente al que corresponde a todo el “Sector Público”. En el primer caso, están incluidos exclusivamente los Ministerios, Secretarias de Estado y entidades adscritas, pero no lo están los Municipios, Consejos Provinciales y Juntas Parroquiales, el IESS y las empresas públicas.
2.- Aun aclarando esta “pequeña diferencia”, el número de servidores depende de la fuente que se tome, pues para el Gobierno unos le asignan, 541.000, otros menos de esa cifra y otros, más, por lo que antes de que se tome alguna decisión, es menester aclarar esto. Pero el tema de la burocracia excesiva, no está alrededor del Gobierno Central, si no en otros organismos: Gobiernos Autónomos Descentralizados que tendrían más de 90.000 empleados; las empresas públicas más de 40.000 y el IESS más de 37.000.
3.- Decantadas estas cifras, vale examinar los grandes grupos del Gobierno Central: Ministerio de Educación 187.000, Ministerio de Salud 81.000, Ministerio de Gobierno 49.000, Ministerio de Defensa 43.000 y el resto de dependencias 180.000, sumando el Consejo de la Judicatura, el MIES, los Ministerios de Justicia, del Interior y el de Relaciones Exteriores, la Secretaría de Educación Superior y otras Unidades de menor tamaño y de como el Instituto Espacial Ecuatoriano.
4.- De las cifras que anteceden, no creo que proceda recortar personal ni en el Magisterio, ni en salubridad ni en la Policía ni en Fuerzas Armadas, o sea en las dos terceras partes del aparato burocrático, en cuyo caso el eventual ahorro sugerido, se reduciría a la tercera parte y no a los USD 2.000 millones.
5.- El aumento del IVA es contraproducente al deseo de incrementar las ventas, para evitar la quiebra de las empresas, el aumento de la desocupación, la reducción de las recaudaciones tributarias. El que sea de fácil cobro y control, no compensa los eventuales sacrificios.