Con entusiasmo asistí con mi familia al cine la semana pasada. Se nos presentaba una propuesta nacional atrayente. La publicidad daba a conocer un elenco conformado en su mayoría por actores de importante trayectoria y la sinopsis era interesante. Los primeros minutos conservé la esperanza de que pronto algún quiebre le daría vida. Al no ser así varios espectadores abandonaron la sala. Los diálogos incluían un recargado vocabulario soez que nada aportaba a la historia.
Alguna reflexión filosófica despertó algún interés que pronto zozobró en un mar de abulia.
Escenas inverosímiles desarrolladas en la misma lúgubre locación añadieron puntos en contra. Las cualidades actorales, a pesar de ser bastante buenas, aportaron poco. En fin, si el presupuesto era reducido y el argumento pobre, habría sido oportuno que alguna mente brillante deseche la idea de ir a la pantalla grande .