Hace pocos días se culpó al popular árbol de los incendios forestales, pues “supuestos ambientalistas” combaten su producción. Si miramos las fotos de los contornos de la Serranía antigua, vemos que tenía muy contados árboles. Desde la llegada de los humanos a nuestras tierras, utilizamos los árboles para construcción, combustible y otros usos, es así como desaparecieron gigantes bosques en los Andes.
Es al final del 1800, cuando llega el Eucalipto y comaaienza a poblar nuestra Serranía. Es un árbol que crece rápido y espontáneo, con madera dura y resistente, de la cual muy pocos serranos no usamos algo en nuestras casas. Hoy todo Quito está rodeado de estos preciosos árboles que nos dan sombra y aroma y es parte de nuestra cultura.
Ellos han sido protectores de lo que queda de bosque natural, pues sin su concurso maderable, ya hubiesen desaparecido.
Los bosques, los eucaliptos y las libertades para existir, tienen que superar a la estupidez humana, que es la que también incendia pajonales, chaparros y bosques, en muchos lugares donde no existe un “pirómano eucalipto”.