No sé quién lo inventó. Pero seguramente es la mejor manera de ponerse de acuerdo sin hablar. Es sencillo: en cualquier boca calle, cruce, redondel o fila creada por el tráfico; el ceder el paso evidencia un nivel de amabilidad, felicidad y puntualidad superior que deberían ser una práctica permanente en nuestra sociedad. La cortesía del 1 a 1, es decir: te cedo el paso primero y luego me ceden el paso a mí, debería instaurarse como un compromiso ciudadano entre todos los conductores. Con este hábito ganaríamos tiempo y evitaríamos la concurrencia, siempre con buena intención, de los señores Agentes de Tránsito que llegan a solucionar el desorden creado por los choferes impacientes. También se enterrarían a los “hechos los vivos” o a los “hechos los machos” que, aprovechándose del tamaño de su alevosía o de su carro, deciden lanzar el coche a la brava para tratar de ganarle 3 minutos al destino. Por último, recordemos que la simple sonrisa amistosao levantar la mano en agradecimiento, lo que además es gratis, hará que empecemos hoy.