Casi a diario presenciamos o escuchamos, con mucho pesar, cómo proliferan los incendios, hiriendo, incluso matando a decenas de compatriotas. Por tanto y, como una de las principales obligaciones del Estado es preservar la vida y la integridad de sus habitantes, se hace absolutamente indispensable controlar que los cilindros de gas que se expenden tengan el respectivo control de calidad y se encuentren en perfectas condiciones, para poder comercializarlos, evitando, de esta manera, situaciones lamentables que, por desgracia, incluyen pérdida de vidas humanas.
A propósito, resulta que hace unos pocos días adquirí un cilindro de gas doméstico, mismo que al tratar de utilizarlo, me di cuenta que estaba muy deteriorado y defectuoso. Al hacer el correspondiente reclamo en la distribuidora y solicitar que me fuera canjeado, los expendedores se molestaron mucho y fui tratada con mucha displicencia, en lugar de admitirlo, pedir una disculpa y tratar de solventar el problema con la urgencia que el caso requiere; habida cuenta que, en caso de ocurrir algún lamentable accidente por esta causa, ellos vendrían a constituirse en corresponsables directos.