La cantidad hace la calidad: la tercera ley de la dialéctica nos enseña que tanto la escasez como los excesos generan daño, obesidad y destrucción.
La escasez o ausencia de comida: desnutrición, marasmo y muerte. El exceso: obesidad, hipertensión, diabetes, dislipidemias (síndrome metabólico) y muerte.
La escasez de dinero: pobreza, ignorancia, populismo, agresión. El exceso: petulancia, despilfarro, corrupción, indolencia, mentira y más.
La escasez de poder: miedo, resentimiento, sometimiento, menosprecio, adulación. El exceso: abuso, corrupción, prepotencia, agresión, que esconden: miedo, ansiedad, soledad y depresión.
El equilibrio es la sabiduría, nuestros ancestros desde el zen, el yoga y el suma kawsay hasta el judaísmo, cristianismo y musulmanismo, lo pregonan.
Aprendamos primero a ‘vivir bien’ para luego buscar el ‘buen vivir’, porque “el dinero y el poder son como el agua en los cultivos, la escasez nos mata y el exceso nos pudre”.