La relación lógica entre lo que se predica y lo que se hace se llama coherencia. Hitler fue uno de los hombres más coherentes de la historia, su coherencia llevó a una muerte programada a millones de personas y tuvo el respaldo de millones que lo aclamaban como salvador y guía. Esa atrocidad no fue descubierta a tiempo por falta de medios de información independientes.
Coincidentemente, los regímenes comunistas propugnan que el fin justifica los medios, no debe haber libertad de prensa y opinión porque perturban la revolución que necesita de un solo guía y de una sola visión. Stalin fue por demás coherente, eliminó a sus adversarios y compañeros para que el proceso sobreviva bajo ese mandato.
Muchas veces cegados elogiamos cualquier práctica, aceptamos atropellos, persecuciones y limitaciones a nuestras libertades fundamentales. Esas actitudes son el caldo de cultivo en donde germinan las coherencias malsanas.
Alfredo Gallegos Chiriboga