En el periódico El Quiteño, me permitieron hacer una memoria sobre el rastro sobre las “Viejas librerías de Quito”, y lamentaba la carencia de estos negocios bibliográficos en el llamado Centro Histórico. Está bien que se pongan hoteles y sitios de comidas, pero la ciudad merece también espacios culturales.
Hace algunos años (creo) que “Libri Mundi” con buen criterio puso una “isla” en el Centro Cultural Metropolitano. Me pareció la idea muy sugestiva y alentadora. Desconozco las razones por las que abandonaron y en su lugar un joven librero, Rodrigo Navarrete, corrió con esa aventura. Conozco que la rotación de ventas no es para hacerse rico, pero este joven se convirtió en un buen guía de la ciudad y de su bibliografía. Este sitio era una estupenda vitrina con textos sobre Quito y su historia y literatura (incluso con las producciones del ex-Fonsal) y de editoriales nacionales.
Justo el 30 de octubre, miro con asombro que Rodrigo empacaba estos libros. Una orden de desalojo daba por terminado un sueño. No sé si el señor Alcalde conozca de este acto de cicatería cultural. ¿Por qué eliminan una isla de libros?