La oración que Cristo nos enseñó, tan hermosa, cálida y profundamente humana y reflexiva, el Padre Nuestro, ha sido distorsionada de una manera grotesca e irrespetuosa por politiqueros lambiscones del gobierno chavista venezolano, que siguen con la enfermiza idea que el finado es una especie de semidiós, al que con seguridad le deben el “bienestar, la paz, la tranquilidad, la bonanza económica” y sobre todo la herencia de una gran gobierno “más maduro” y fundamentalmente respetuoso de los derechos humanos.
En esta ocasión, los “pajaritos”, se esfumaron, levantaron vuelo y lo dejaron sin mensajitos.“
Chávez nuestro que estás en los cielos…” y otras tonterías con el perdón de los amiguitos de Maduro, merece la censura y repudio de todos los pueblos.