Las casas de la cultura se quejan de la falta de presupuesto, por ejemplo, para emprender proyectos y muchas cosas más y caen en la inactividad. Por qué no intentan la ayuda de la empresa privada para efectuar concursos nacionales de poesía, cuento, novela, ensayo, biografías, crónicas, testamentos.
Antaño, la Casa de la Cultura del Guayas fue el centro de destacados conferencistas que trataban temas de literatura o historia, quienes no cobraban por sus intervenciones. Los de ahora tampoco exigen pagos, solo esperan que los inviten por amor al arte. Se puede programar una charla mensualmente. Un ejemplo de tenacidad y fuerza de voluntad lo transmite la intelectual y jurista Katia Murrieta Wong, quien todos los años presenta gratuitamente el maravilloso espectáculo de la Navidad. Es un ejemplo de creatividad.
Sugerimos que se programen charlas que traten los cambios que suceden en nuestra historia por descubrimientos de documentos, de novedades literarias, de obras de nuestros escritores que ganan premios en el exterior, de anécdotas de las fechas históricas. Es tiempo de actuar, no de quejarnos.