El otro día subí al occidente de la ciudad y vi un enorme helicóptero que transportaba tubería. Me imaginé que se trataba de la industria petrolera, haciendo algún trabajo de oleoducto.
Las características del aparato saltan a la vista, pues no es usual verlo en nuestro medio. Es un helicóptero gigante, de carga. De esos que se ven solo por la televisión o en las películas, en plena operación.
Cuando averigüé, me dijeron que se trata de los trabajos para dotar de agua a los barrios del occidente de Quito, y que es parte de la transformación que trae consigo el proyecto de los Quito Cables.
Uno nunca se imagina la magnitud de este tipo de obras hasta que se las ve por casualidad. Me alegra de que esta administración esté trabajando para los barrios que siempre fueron olvidados.