“Sueño con fe que un día esta nación se elevará y vivirá el verdadero significado de su Credo, de creer como verdad evidente que todos los hombres son creados iguales.
Con esta fe seremos capaces de transformar los desacuerdos de nuestra nación en una hermosa sinfonía de hermandad. Con esta fe seremos capaces de trabajar juntos, de rezar juntos, de luchar juntos por nuestra unidad.
Éste será el día en que todos los hijos de Dios serán capaces de cantar con un nuevo significado: mi país, dulce tierra de libertad y amistad, sobre ti canto. Tierra en donde mis abuelos y padres murieron, tierra del orgullo del peregrino donde en cada ladera se oye el grito de la libertad, tierra de una gran nación en donde todos los sueños se pueden convertir en realidad”. (Martin Luther King, 1963)
¡Qué bello! Tan cercanas palabras ahora, después de 54 años, a nuestra realidad que nos divide, nos aleja de nuestra verdad de compatriotas y amigos, de nuestra sociedad unida y solidaria.
No, nosotros no somos así, impacientes y violentos como enemigos no dispuestos al razonamiento y la palabra, alejados para comprendernos y aceptarnos como iguales dentro de su concepción humanística. Somos cercanos y positivos como fuimos creados. Abierto el espíritu y la esperanza de que Dios nos habla, nos enseña el camino, nos protege y hermana.
Es el momento de demostrarlo viviendo estos momentos, tan densamente políticos y agresivos, con la unidad y confianza de compatriotas abiertos a construir el Ecuador soñado. Convirtamos el sueño en realidad, no es imposible.