Estamos próximos a cumplir tres años de la actual administración del Gobierno Municipal de Riobamba, y todavía seguimos esperando los cambios fundamentales que prometieron para convertir a la Sultana de los Andes en una ciudad próspera y generadora de fuentes de empleo, propiciando la inversión nacional e internacional, que fomente la instalación de fábricas e industrias; una urbe con mejores servicios básicos, nuevos centros de recreación familiar, seguros, amplios y confortables; calles reasfaltadas- tanto principales como secundarias-, con señalización y semaforización.
Qué decir del comercio informal, no ha merecido el interés necesario y decisiones efectivas del Cabildo riobambeño, sólo persecución e intimidación a los comerciantes de la calle.
Hablar de nuestras vías urbanas en Riobamba, es sinónimo de baches y grandes zanjas, que incluso los señores taxistas prefieren viajar a las parroquias rurales, porque cuentan con vías asfaltadas.
Definitivamente no hay capacidad de gestión internacional, porque al parecer no existe en el Municipio, un Banco de Proyectos sustentables, que permita la ayuda de organismos multilaterales y gobiernos amigos, solamente esperan las asignaciones presupuestarias del “Papá Estado” y del pago de impuestos de la ciudadanía.