Es hora de que el Alcalde Rodas reasuma en serio sus funciones -no se conoce dónde habrá estado hasta ahora- porque el estado de desastre de Quito no tiene antecedentes.
Las calles llenas de baches, algunos tan profundos que causan accidentes de tránsito, la basura regada por todo lado, especialmente alrededor de los contenedores colocados para el efecto, pero que no son vaciados oportunamente; muchas calles y avenidas convertidas en mercadillos y sitios de expendio de comida, en condiciones antihigiénicas,(en la entrada del hospital Andrade Marín se prepara y vende comida con dos tanques de gas); la contaminación del aire llega a extremos de poner en peligro la salud de los ciudadanos; el tránsito, ahora responsabilidad del Municipio es cada vez más caótico, porque los llamados semáforos inteligentes están desprogramados, los agentes duplican la labor de los semáforos; los buses corretean entre sí echando bocanadas de humo tóxico, y la inseguridad ha recrudecido en la capital.
El señor Rodas, probablemente imbuido por la propaganda del correismo, se ha dedicado a malgastar recursos públicos que deberían atender las necesidades apremiantes de Quito, en publicidad de los supuestos logros de su administración. Llega al extremo de afirmar que “lo que se debía haber hecho antes nos ha tocado a nosotros hacerlo” en referencia a los pasos aéreos del abastecimiento de agua para la ciudad. Pero más allá de lo que se haya o no hecho, es hora de que cumpla con las obligaciones elementales .