Es increíble la voracidad del SRI para cobrar su 12% en todo el país. Es que la desesperación por conservar sus cargos o para recaudar dinero no tiene límites.
Y, claro, es sabido que factura emitida es factura pagada, pero al SRI porque al dueño de la factura no le cancelan y esto es lo que sucede en Orellana. A las operadoras grandes no les paga Petroecuador y, por ende, estas no cancelan a las operadoras; estas, a su vez, tampoco pagan a las prestadoras de servicios pequeñas y las amenazas con cerrar o clausurar si no se les paga.
Es increíble. ¿Cómo pueden las empresas pequeñas seguir operando si les deben más de un año y medio y cifras relativamente grandes? ¿Qué mas se puede hacer, señores del Gobierno? Si siguen así lo único que causan es mas desempleo y destrucción a la pequeña empresa.
¿Y qué pasó con el cruce de cuentas que el Gobierno anunció para el SRI y el IESS. Entiendan: ya no hay de donde y la desesperación cunde por estos lares.