¡Ha muerto un caballero, un patriota, un amigo: estamos de luto!
Pocas veces se tiene la suerte de contar con un personaje de su calidad.
El Ecuador, fue muy afortunado en tenerlo como Ministro de OO.PP.; como director del BEV, y Quito lo tuvo como su alcalde, todos nosotros como nuestro presidente de la República y en ¡qué momentos! Este ser íntegro, probo, generoso, fue también muy sensible, aficionado a la música y a la filatelia, pero… todo lo hacía especial, ¡perfecto!
Sencillo como fue, algunas veces que lo visité, me invitó a sentarme en la alfombra de su sala, con él: para mirar la TV, oír música ¡su música maravillosa! Y a conversar de recuerdos… de personas, de personajes.
Sin jamás ofender a nadie: prudente, discreto, gran católico, trabajador y práctico. ¡Eso sí, se jactaba de su gran memoria! Qué suerte. La última vez que lo vi, fue saliendo de misa de la inmaculada; me acerqué y lo saludé. Me miró, me tomó del brazo y sonriéndome dimos unos pasitos, con mucho cariño y un poco de picardía me dijo: ¿qué libro estás escribiendo ahora? Recuerdo que hace poco nos paseamos de brazo por el edificio Alhambra, dentro de lo que es la Academia Nacional de Historia. – Yo jugaba de pequeño allí, ¡me emocioné pensando que yo también fui pequeño! Dijo.
Qué pesar, falleció un personaje nacional, muy especial y de gran ejecutoria, serio, trabajador y digno de un homenaje de todos los ecuatorianos y de la iglesia católica. Hemos vistos que sí han habido personajes de esta calidad moral en nuestra tierra.
El Quito de Sixto estaba cerrado, decían que por la llegada del presidente de la China y la del secretario general de la OPEP. Muy oportuno, muy oportuno.
¡Nuestro rendido homenaje a ese ser único que fue el Arq. Sixto Durán Ballén!