Cuando las personas, por uno u otro motivo, tenemos la posibilidad de viajar por diferentes países, establecemos comparaciones y nos damos cuenta de la incipiente y precaria forma de hacer turismo en nuestro país, riquísimo en recursos naturales que bien podrían ser aprovechados en su máxima expresión pues, sin lugar a dudas, constituye una inversión y, consecuentemente, una millonaria y permanente fuente de ingresos para este hermoso país, maltratado y empobrecido por los ambiciosos gobernantes de turno. Cómo no utilizar el ingenio, la predisposición y los recursos para hacer de este un país eminentemente turístico dotado de lugares mágicos, donde tanto turistas nacionales como extranjeros, podamos disfrutar, a plenitud, de este paraíso con el que, Dios y la naturaleza nos han dotado.
Citaré un ejemplo de desidia y quemeimportismo; me refiero a la laguna del Quilotoa donde, para admirarla de cerca, los turistas tienen que bajar por un peligroso y rústico sendero, lleno de baches y piedras y retornar a lomo de caballo, sin consideración alguna para estos maltrechos animalitos. Confiamos en que el Ministerio de Turismo haga acopio de estas sugerencias y trate de hacer del Ecuador un lugar paradisiaco digno de ser visitado.