Más allá de unas pocas acciones estéticas implementadas por el nuevo presidente, los anuncios de cambio han quedado en eso toda vez que el aparato correísta de control se mantiene intacto. Centenares de cadenas radiales nos repiten cada día las “perlas” de los elegidos que demostrarían su pulcritud. La prometida austeridad choca con los gabinetes itinerantes, con la “desaparición” de los ministerios coordinadores cuya burocracia fue reubicada en instituciones afines y con una economía que se “reactiva” con más deuda. La mano extendida no tomó en cuenta al movimiento más votado de la oposición y la lucha contra la corrupción recibió con barras, alfombra roja y sabatina en miércoles al personaje más cuestionado del país. La canciller apoya a Maduro a rajatabla y los “trolls” siguen campantes. Es evidente que se ha dado un giro de 360 grados, es decir, seguimos ahí mismo.