“Los ancianos viven demasiado, y es un riesgo para la economía global, hay que hacer algo y ya” (Christine Legarde)
En un momento de ocio en la secuencia de mi vida, reflexionando de una manera profunda porque el tema así lo exige, me pregunto: “se justifica seguir viviendo en la tercera edad”, cuando el mundo globalizado exige grandes competencias, donde el ser humano, con dientes y uñas tendrá que defender lo que considera que en algún momento Dios le dio.
Tengo dos lindos hijos: varón y mujer; el varón es profesional politécnico, la mujercita está lista y son el futuro de la nación, consecuentemente tengo que hacerme a un lado, la pelea por la supervivencia es de ellos, tendrán su hogar, su familia tienen una misión tal como lo sentencia La Palabra de Dios “Honra a tu padre y tu madre (…). Los ancianitos que hicieron cosas buenas en este mundo vivirán muchos años, como el patriarca Abraham, Matusalén, Noé; los ancianos son patrimonio de toda nación; los ancianos merecen no que se compadezcan de ellos, sino gratitud y misericordia, así como dejarlos vivir en santa paz, para que disfruten de lo poco o nada que tengan.
Doña Cristina, no la juzgo ni la condeno por el desliz; más bien la conmino a que reflexione como yo, y en su real proporción señale a los culpables de los posibles motivos del descalabro de la economía global, usted lo sabe, dígalo. Mi patrimonio, es mi madrecita de 90 años de edad, aun me susurra al oído diciéndome ¡te quiero hijo! Gracias, que Dios te lo pague.