En el ejercicio de la democracia es el que antecede al último hipotético y es dinámico. Para algunos gobiernos los cambios logrados por ellos en los procesos políticos por los que atraviesan sus países son invariables y definitivos. ¿Existe en el sistema democrático ecuatoriano la posibilidad de que se permita por parte de la ciudadanía semejante ataque a su inteligencia?
Los Jefes de Estado populistas que consideran que su gestión es la personificación de un cambio definitivo atacan la real esencia de la persona que le permite sin tutelas discernir, opinar y decidir su futuro. Lo hacen con la maquinaria propagandística disponible que machaca el cerebro de la persona hasta agotarlo y convertirlo en una ser que acepta todo y si no lo hace se lo persigue. Entonces, sí es posible y esto me preocupa mucho.
El sistema político cubano y el de su aprendiz venezolano me dan la razón de mi preocupación porque en el Ecuador se intenta perpetuar ese mismo sistema político mentiroso y agresivo en las próximas elecciones. De una democracia representativa más consolidada y pluralista deben nacer mejores días para el país. Más opiniones diversas y más compromiso de buscar la mejor para el momento. Todo depende de nosotros para mejorar el Ecuador y para no caer en aquel “cambio” destructor de mentes y almas y que algunos admiran por considerarlas eternas. El penúltimo cambio político es el 19 de febrero de 20017 y el que le sigue será en cuatro años y así sucesivamente. Pensemos.