Los incendios de los últimos días han dejado pérdidas irreparables. Jamás se ha dado simultáneamente tantos incendios. Esperemos que estos vivos tontos, los desadaptados, los irresponsables y quizás, me atrevería a decir los malhechores, sean plenamente identificados; nuestros antepasados siempre nos han dicho: “Piensa mal y acertaras”. Quizás muchos de ellos ya estarán visualizando los proyectos que se pueden hacer en toda la zona devastada.
Ahora solo toca pedir a las autoridades que no hagan el papel de tontos útiles o de tontos vivos. Todas las zonas afectadas deberían declararse protegidas al menos por 20 años, para poder recuperar en algo los pulmones naturales de la ciudad. Las construcciones masivas, las ventas informales y la migración, día a día, van asfixiando y caotizando a la ciudad de Quito, y qué se hace para paliar en algo esto… Nada.