Bolívar, con el afán de mantener la hermandad y evitar conflictos, estableció el UTI Possidetis de1809 para la organización territorial de los Estados luego de la independencia. El Perú rechazó y con mala fe propuso “el consentimiento de los pueblos”, con el cual se facilitaba la usurpación de los territorios, precisamente valiéndose de esta trampa, se apoderó de Jaén y Mainas y trató de adueñarse de Guayaquil. El Perú durante nueve años hizo derroche de engaños y en su borrachera expansionista bloqueó Guayaquil e invadió el departamento ecuatoriano del Azuay, lo que provocó la batalla de Tarqui, ese mismo día luego del triunfo, Sucre decretó la siguiente inscripción: “El Ejército peruano de 8 000 soldados, que invadió la tierra de sus libertadores, fue vencido por 4 000 bravos de Colombia el 27 de febrero de 1829”. Tarqui confirma los milenarios títulos jurídicos territoriales legados con el sacrificio de nuestros antepasados y constituye la base de nuestra nacionalidad.