Cuánta razón tuvo, el expresidente Rodrigo Borja, cuando dijo: “En el Ecuador están los peores políticos de Latinoamérica”. Ahora que el actual Gobierno libra una lucha incesante y orgánica contra la miseria y la ignorancia; contra la insalubridad y la necesidad; contra el abandono y desamparo; contra el crimen y la corrupción, surgen nuevos episodios que nos llenan de estupor y vergüenza.
La política y ciertos políticos de profesión y de “ocasión”, no saben o no les importa los principios de la moral y la ética. El país, desafortunadamente, no sale de un escándalo para caer en otro.Una conversación, difundida a través de un audio, entre el Presidente de la Asamblea (hoy ex) y el ex Contralor General, prófugo de la justicia, es la medida exacta de cómo se manejan los asuntos de Estado. Es decir, con descaro, cinismo y desvergüenza, herencia del nefasto correato. Los ilusos y los que no lo son, se mantenían a la expectativa de la gran construcción y cambios que se prometía. ¡He ahí la respuesta! Más allá del descalabro que sufre el Ecuador en lo social, político y económico, causa pavor oír el lenguaje de dicha “conversación”, si estos politiqueros tuvieran conciencia de la historia y respeto por la patria, deberían pedir públicas disculpas, pero su desfachatez, ego y prepotencia, están por encima de cualquier consideración y no se compadecen con esa inmensa responsabilidad.
A pesar de que estamos conscientes de la existencia nacional de los “imposibles”, guardamos nuestra fe y nuestra esperanza.