En una nota fúnebre hemos visto lo siguiente: De duelo el Patriotismo Nacional.
“Al amanecer el día 9 del presente (octubre 1911), rindió la penosa jornada de la vida uno de los ecuatorianos más beneméritos.
No existe ya el eminente personaje que llevaba en el mundo el dignamente conocido nombre Antonio Borrero Cortázar.
Ha muerto en una de las magnas fechas del Ecuador, como para despedirse de modo solemne, cayendo en el regazo de la Patria”.
Loable habría sido que la prensa nacional con motivo del 3 de noviembre, aniversario libertario de Cuenca evocara la figura del conspicuo ciudadano, sucesor de García Moreno cuya política combatió en diversos periódicos de la época.
Fue la prensa su mejor y más brillante campo de acción; versado en los más sabios recursos de la polémica, la que esgrimía magistralmente.
Intentó gobernar el país “con riendas de seda”, según propia expresión, que, luego se romperían con el increíble y sangriento movimiento revolucionario del 8 de septiembre de 1876, comandado por el general Ignacio de Veintimilla.
Saboreó la amargura del destierro en Perú y Chile. Allí corrió en cauce de dolor, lo más granado de sus años. Después de mucho tiempo regresó el proscrito, fijando la morada en su propiedad campestre de Charasol, “perdido el patrimonio en el sumidero de la política”, murió allí, sin abandonar jamás la pluma, el 09 de octubre de 1911.
“Sus rectas intenciones, su verdadero amor a la Patria -escribirá Antonio Robalito- y los principios que profesaba, hicieron de él, el ídolo del pueblo”