Cada año los propietarios de vehículos debemos pasar por uno de los mayores tormentos, la revisión vehicular de Corpaire. Largas filas, de 5 o más cuadras para obtener el certificado de circulación y poder seguir con el engorroso trámite para matricular los autos.
El Alcalde es indolente porque no hace nada para aliviar el martirio de la revisión y poder alcanzar el mentado “buen vivir”, bandera de lucha de su movimiento. ¿No sabe que seis centros de revisión ya no son suficientes para los más de 450 mil carros del Distrito Metropolitano? ¿Habrá hecho cuentas el Alcalde de cuantas horas productivas se pierden diariamente por mantener durante horas sentados a propietarios de vehículos hasta ser atendidos? Lo que sí no se le escapa al Alcalde indolente es el autorizar cada año el incremento del valor de este pésimo servicio.