Me refiero a la carta enviada por este último señor publicada el lunes 6 de febrero del 2012 en la cual el Sr. García califica de buen ejemplo el hecho de que en Quito se haya cercenado el espectáculo taurino, sin tomar en cuenta que dicho cercenamiento no beneficia a nadie, pues el toro de lidia -aun cuando ni siquiera fuese lidiado- tendrá que morir, para ir a parar en la mesa de muchas personas, entre las que seguramente estará el Sr García; pero por sobre todo sin tomar en cuenta que las libertades individuales han sido coartadas por una “mínima mayoría”, cuyo voto ha sido inducido por una propaganda millonaria y a cambio de las dádivas que, con el dinero de todos mantiene. Quién lanzó tan disparatada pregunta; ¿será eso buen ejemplo? ; ¿qué opinión tendría el Sr. García, si cualquier “mínima mayoría” decide que lo que a él le gusta se debe prohibir?
Los apellidos del señor, “García Herreros” y el idioma en el que se expresa muestran su clara ascendencia Ibérica, serán estas ¿otras taras que hay que abolir?
¿Será la multitud de la plaza de toros la única bestia? Que yo sepa, nunca en una plaza de toros han sucedido casos como el del estadio de fútbol de una ciudad egipcia, sucedido hace poco, ¿será que por eso hay que abolir el rey de los deportes?
En cuanto al señor Petro, me remito a la magnífica caricatura publicada en su diario el 5 de febrero (Homo Sapiens).