Los resultados de la consulta popular generan la mayor expectativa por parte de los sectores políticos y de la llamada sociedad civil organizada, en torno a la conformación del Consejo de Participación Ciudadana y Control Social de Transición, al que se refiere la pregunta tres del llamado referéndum, y no podía ser de otra manera, porque este es el tema central de la consulta, pues, se considera que este Consejo rectificará las viciadas designaciones de autoridades de su competencia, que complementaron el totalitarismo correísta, que creemos finalizó con la consulta.
Sin embargo este Consejo Transitorio al estar facultado para evaluar, cesar y designar autoridades de control y jurisdiccionales, con una discreción inaudita, va a convertirse en el epicentro de expectativas, contradicciones y críticas, aún si se conforma con los mejores ciudadanos independientes del país, porque su función es tan voluminosa, delicada y trascendente que dudo la realice en el plazo de seis meses y con el beneplácito de los sectores políticos y sociales del país, pues, se estaría destapando la olla de grillos más escandalosa de la historia nacional. El Consejo de Participación Transitorio no es la solución para la crisis institucional y moral que vive el país, pero puede ser el comienzo de la solución, si se logra conformar un acuerdo nacional para la reinstitucionalización del Estado, que oriente y respalde las acciones depurativas que requiere la nación. Este acuerdo nacional debe incluir a partidos y movimientos políticos y sociales, organizaciones clasistas, sectores académicos, ecuménicos y de la fuerza pública activa y pasiva, con miras a la convocatoria y realización de la Asamblea Constituyente, que es la única instancia, y así debemos entenderlo, para re institucionalizar y recuperar la auténtica democracia participativa, la legítima división de poderes, la solvencia moral y económica del Estado, así como para prevenir y combatir la corrupción, que no es un vicio pasajero, sino una realidad estructural que nos coloca al borde del caos y la anarquía.
Todos los sectores reconocen la necesidad de un Acuerdo Nacional para la re institucionalización del Estado, pues, empiezan a entender que la consulta no es la solución, pero puede ser el comienzo de la misma, si con urgencia histórica se dan los pasos necesarios para ello. ¿Quién da el primer paso, el gobierno o el sector independiente del régimen?