No es conveniente hacerse eco de rumores, ni adelantarse a los acontecimientos. Debemos analizar y criticar los hechos ya ocurridos. Con esta metodología, siempre se debe dar el beneficio de la duda a los nuevos gobiernos. El Ecuador tiene aspectos positivos que no se pueden negar por la pasión política. Todos debemos sentir admiración y cariño por la Constitución de Montecristi, que trajo al país 10 años de estabilidad. Las acciones adecuadas del gobierno actual se enmarcan en la Constitución que, desde luego, tiene aspectos reformables, como toda obra humana, merece perfeccionarse.
Los países modernos deben tener Estados fuertes, aunque no burocráticamente obesos. El Estado representa lo público, debe equilibrar las desigualdades mediante salud y educación gratuitas y debe poner límites y normas al sector privado, cuando este atenta contra el bien común. No es sensato satanizar al Estado e identificarlo con la corrupción.
Son las instituciones públicas las llamadas a combatir y sancionar la corrupción. En vez de alarmarse y deprimirse por los casos de corrupción que han surgido y que no deben llamar la atención de personas bien intencionadas, debemos sentirnos contentos de que el gobierno continuador se haya propuesto terminar con la corrupción. Debemos alegrarnos de que las instituciones, enfrenten los casos y los investiguen.
Es admirable que el nuevo gobierno sea capaz de autocrítica y de rectificaciones. No ha sido conveniente para la gobernabilidad, tan bien diseñada con la política del diálogo emprendida por el Presidente, que no todos los líderes de AP se hayan sumado a la autocrítica. De todas maneras, veo la situación con optimismo.
Creo que la sensatez va a primar y, en un ambiente menos dogmático, los ecuatorianos vamos a poner el hombro para que el país siga por el buen camino que traza la Constitución. Para los militantes de AP y para las organizaciones sociales, esta es la oportunidad de impulsar la participación ciudadana, de manera que estemos vigilantes y activos frente a las decisiones gubernamentales.