Como periodista he realizado el cubrimiento de tres foros internacionales.
Uno: la XI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se celebró en Lima, Perú, el 23 y 24 de noviembre del 2001 bajo el lema ‘Unidos para construir el mañana’.
Dos: la XVI Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno, que se realizó en Montevideo (Uruguay), el 3, 4 y 5 de noviembre de 2006.
Y tres: la VI Cumbre de las Américas, del 9 al 15 de abril de 2012, en Cartagena de Indias, Colombia, con el lema ‘Conectando las Américas: Socios para la prosperidad’.
En su formato, estos encuentros son parecidos: cargados de declaraciones incluso rimbombantes, buenos deseos, las fotografías oficiales e impresionantes operativos de seguridad. Y la organización, claro, demanda gastos. La de Cartagena, según la información del Gobierno colombiano, costó unos USD 35,3 millones.
Del tercero de ellos, en especial quedan en la memoria colectiva dos episodios muy curiosos. Ninguno de los dos nada tiene que ver con los esfuerzos para mejorar la calidad de la democracia o de vida en la región. Uno fue el lapsus linguae de la cantante colombiana Shakira al interpretar el himno de su país. Otro, la juerga protagonizada en la Ciudad Amurallada por miembros del equipo de seguridad del presidente estadounidense Barack Obama, el ‘invitado estrella’ del foro.
A la saga de reuniones de los jefes de Estado y de Gobierno se agregó otra más: la VII Cumbre de las Américas, que se escenificó en Panamá, entre el 10 y 11 de abril. Y demandó un gasto de unos USD 15 millones, conforme reveló la la vicepresidenta Isabel de Saint Malo de Alvarado.
Al tenor de la realización de una extensa serie de citas continentales e iberoamericanas, que está acompañada por la germinación de nuevos bloques regionales –que también organizan sus cumbres-, entonces surge una pregunta que incluso resulta natural: ¿Para qué sirven tantas reuniones?
La pregunta cobra más fuerza si, por ejemplo, saltan al primer plano los resultados de los estudios sobre la calidad de la democracia en América Latina. En especial, hay uno muy revelador que fue realizado por The Economist Intelligence Unit (EUI, por sus siglas en inglés) para la cadena pública británica BBC. La investigación apunta a calificar, con un índice que va de 0 a 10, el estado de la democracia liberal en 165 países del mundo.
¿Qué dice el documento sobre la región? Nada alentador. “A pesar de la democratización en América Latina en las décadas recientes, muchos países de la región cuentan con democracias frágiles”, se lee en el informe que fue publicado entre otros medios por el diario ecuatoriano El Universo.
En América Latina, según el reporte de EIU, dos países –Uruguay (8,17) y Costa Rica (8,03)- califican como “democracias plenas”. En cambio, en ese orden, Chile, Brasil, Panamá, Argentina, México, Colombia, Perú, El Salvador y Paraguay son “democracias imperfectas”. Y en la categoría de “democracias híbridas” convergen Ecuador, Honduras, Guatemala, Bolivia, Nicaragua y Venezuela. Como referencia, la democracia con una mejor calificación es la de Noruega (9,93).
El informe de la EIU pudiera explicar un dato igualmente llamativo, que se registra en Latinoamérica. Si bien el promedio regional señala que el 56% de los ciudadanos apoya la democracia, apenas el 39% está satisfecho con sus resultados.
¿Qué salió en limpio de la Cumbre en Ciudad de Panamá, que culminó el sábado 11? El encuentro tuvo dos ‘invitados estrella’: Barack Obama y el líder cubano, Raúl Castro. Los dos sellaron un acercamiento histórico entre Washington y La Habana y, como tituló acertadamente el Diario EL COMERCIO, en esa cita Cuba y EE.UU. pusieron fin a 54 años de su Guerra Fría.
El perdedor no fue otro que el gobernante venezolano Nicolás Maduro. ¿Por qué? Estados Unidos no derogó el decreto ejecutivo que sanciona a funcionarios venezolanos y la recolección de firmas impulsada por el régimen chavista no sirvió para nada.
Además, en parte también se cristalizó el pronóstico que hiciera el diplomático Diego Arria, exrepresentante de Venezuela ante la ONU: “A Panamá van gobernantes latinos a celebrar la incorporación del régimen comunista cubano y a avalar todas sus violaciones de los DD.HH.”.