Hemos venido asumiendo que Rafael Correa rehúye la consulta popular para aprobar la reelección indefinida.
Pero me temo que todo lo que gira alrededor de la reelección se ha enturbiado en las últimas semanas y que el escenario es otro al que habÃa hace cinco meses.
No sé si lo sepa o no, pero a Rafael Correa le conviene mucho más llegar a la reelección a través de una consulta que de una reforma hecha por la Asamblea.
Veamos. Presentarse a la reelección en virtud de una reforma aprobada por unos cien y pico de asambleÃstas de medio pelo, a quienes una importante segmento de la población los tiene por unos borregos levanta manos es francamente el peor de los escenarios. Pocas cosas deslegitimarÃan más la figura de la reelección que el hecho de que sea aprobada por una Asamblea que es vista como una subsecretarÃa de segundo orden del Gobierno. El desprestigio que, sin duda, va a sufrir la propuesta durante el proceso legislativo con la Asamblea serÃa devastador.
Con una reelección aprobada de esa forma mejor ni meterse.
Otra cosa es con una consulta, aunque las encuestas digan que hay una mayorÃa contraria a la reelección. Pero ¿qué tanto de ese electorado que ahora dice estar en contra de la reelección indefinida seguirÃa estándolo si la figura debe aprobarse en consulta? La verdad no lo sabemos pero siempre habrá más posibilidades de ganar la consulta y luego la Presidencia al calor de una campaña que merced a una propuesta aprobada por la Asamblea.
Con una consulta, además, siempre están de por medio las virtudes campañeras del señor Correa, quien debe saber perfectamente que del otro lado (es decir entre quienes se han abanderado de la no reeleción) no hay nadie con sus dotes de tarimero magnÃfico.
No está además señalar que, como argumento a favor de la consulta, está el músculo financiero del Estado y el inmenso aparato estatal.
Hay otra razón por la cual la consulta serÃa el mejor de los caminos. Una campaña para la consulta a medio término serÃa un trampolÃn de lujo para la campaña presidencial del 2017.
La llamada revolución ciudadana no puede darse el lujo de dejar el poder y la única carta que realmente tiene para ganar otra vez es la de su amado e indiscutible lÃder. Llegar a una campaña presidencial con una reelección indefinida aprobada por una Asamblea sin ningún prestigio es de ‘losers’