Alejandro Ramos lleva cuatro años con su cuerpo inflado. Los médicos todavía no encuentran una solución

Alejandro Ramos lleva cuatro años con su cuerpo inflado. Los médicos todavía no encuentran una solución

El extraño caso del buzo peruano que tiene el cuerpo inflado

Alejandro Ramos lleva cuatro años con su cuerpo inflado. Los médicos todavía no encuentran una solución. Foto: Captura de pantalla 

El cuerpo del buzo peruano Alejandro Ramos se infló minutos después de salir a la superficie y así sigue desde los últimos cuatro años.

Lo primero que llama la atención es su peculiar forma de vestir, usa camisetas de la talla extra grande. Sus amigos le han confeccionado abrigos con retazos de tela para que sus hombros y brazos puedan entrar.

Desde diciembre del 2017, Ramos (o Willy como le dicen su familia y amigos) ocupa una habitación del Centro Médico Naval, cuando la Marina de Guerra del Perú se ofreció a estudiar su caso.

En estos años recibió tratamientos para evitar el dolor y no para curarlo. Por su condición, sale muy poco a la calle. Del codo para abajo los brazos de Willy son de una talla normal para un hombre de 56 años. Sin embargo, sus bíceps tienen un contorno de 62 y 72 centímetros cada uno, más del triple de lo que debería tener para su estatura, 1,60.

Sus pectorales cuelgan sobre su estómago, al igual que la cadera, espalda y muslos; también presentan un volumen mayor a lo normal.

A todo esto, se suma los constantes dolores de huesos porque no puede caminar con normalidad y el silbido que emite su pecho cada vez que respira.

Para Willy, este extraño cambio en su cuerpo se produjo después de un accidente laboral en 2013 cuando buceaba a más de 30 metros de profundidad en busca de mejillones en Perú.

Este sería un caso inédito y único en el mundo en la historia del buceo.


El accidente de Willy

En una entrevista realizada el 21 de febrero del 2018 por la BBC, Willy relató el acontecimiento que casi le cuesta la vida.

“Un buzo nunca sale solo a pescar”, mencionó el peruano. Mientras está en las profundidades, arriba se encuentra la tripulación que se encarga de recibir el producto recolectado y de alimentar de gasolina a cada 90 minutos a una máquina que comprime el aire y se lo envía al buzo a través de una manguera, conectada a la boca, que le otorga entre 15 y 20 minutos de oxígeno en caso de emergencia.

En aquella tarde, una lancha se le acercó demasiado a la embarcación en la que Willy trabajaba. La maniobra provocó que una hélice rompiera la manguera del buzo y le obligó a subir 36 metros de golpe sin oxígeno. Un trayecto de pocos minutos, pero que le podría haber costado la vida.

Explicación médica

La primera vez que los médicos vieron a Willy y conocieron su caso tenían una hipótesis: el nitrógeno, que se usa para los tanques de los buzos, le ingresó al cuerpo de una manera desmesurada causándole hinchazón y dolores musculares.