Falta de personal o termocunas averiadas son parte de las observaciones que se hicieron al hospital. Foto: Mario Faustos / EL COMERCIO
Fisuras en los quirófanos, grietas en pisos, puertas derribadas. El Hospital Naval de Guayaquil se recupera de las secuelas del terremoto y ahora afronta un nuevo remezón.
Este lunes se hizo público el informe final de una veeduría ciudadana que pide declararlo en emergencia “por no cumplir a cabalidad con los protocolos de bioseguridad”. La evaluación, que se realizó entre el 5 de noviembre del 2014 y 5 de junio del 2015, revela además fallas en su estructura física y falta de personal médico.
Luis Castillo, presidente de la veeduría, resumió con fotografías y videos las irregularidades que detectaron: baños averiados, gabinetes oxidados, falencias en el laboratorio de Patología, camas en desuso, hongos en Neurocirugía, una vetusta morgue…
“Esto no es una persecución, sino que nos acercamos por las múltiples denuncias de los usuarios. Ahora esperamos que cumplan con las observaciones hechas”, dijo Castillo.
El informe fue validado por el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (Cpccs). La entidad dispuso notificar el caso a la Contraloría y al Ministerio de Salud.
Raquel Rodríguez, presidenta del Cpccs, recordó que la veeduría del Hospital Naval se conformó en octubre del 2014 y que fueron capacitados y acreditados para el trabajo técnico. El 3 de mayo, el pleno del organismo aprobó su informe final y el lunes se hizo la difusión en Guayaquil.
“Hemos invitado a las autoridades que fueron objeto de esa vigilancia para que todo sea transparente. Recordemos que la corrupción no solo está en el mal manejo de fondos, sino también en brindar un mal servicio”, dijo el lunes pasado.
Después de la presentación de los veedores se invitó a las autoridades del hospital a dar su versión, pero no lo hicieron. Solo al final de la sesión se acercaron a los miembros del Cpccs para argumentar que no habían recibido el informe formalmente y que para ellos el reporte “no fue imparcial”.
“Luego emitiremos nuestro criterio”, dijo María Elena Chica, directora del Hospital Naval desde febrero.
El 11 de mayo, durante una visita a esta casa de salud, una cinta amarilla acordonaba el ingreso. Era la señal de la reciente remodelación. Ese día los directivos únicamente permitieron el acceso a este Diario al área modernizada de la planta baja, donde el año pasado reestructuraron Cardiología, Rayos X y Emergencias.
“Las fotos -del informe de la veeduría- son antiguas. Todo fue remodelado en base a consultorías hospitalarias, entre 2013 y 2014”, aseguró Chica.
El Hospital Naval empezó como un dispensario en 1976. Actualmente es un edificio de siete pisos, con 87 camas y
168 000 atenciones al año. La veeduría pide su “remodelación y ampliación total”.
Disponer que se ejecute o no ese pedido está en manos del Ministerio de Salud, como afirma Xavier Burbano, consejero del Cpccs. “Haremos un seguimiento a los organismos que tienen que investigar el caso”.
El informe además denuncia algunas trabas. Enri Mina, subcoordinador de la veeduría, explica que en noviembre del 2014 enviaron la notificación al Hospital Naval para empezar la inspección. Sin embargo, debieron enviar varios oficios al Ministerio de Defensa y al Comando Conjunto de la Fuerzas Armadas para tener libre acceso a partir de marzo del 2015.
Las quejas contra el hospital no son nuevas. En 2012, Pablo Caicedo planteó una denuncia “por presunta propagación de enfermedad peligrosa”.
Su madre estuvo internada allí 25 días por un derrame cerebral y falleció el 30 de diciembre del 2011 por neumonía. “No fue el único caso. Había otras personas que entraron por otras enfermedades y fallecían por neumonía”.
Ese año, la Dirección de Salud del Guayas dispuso cambios en el sistema de climatización, tumbados, reemplazo de gabinetes oxidados y mejorar los protocolos de manejo de desechos, como indican los documentos enseñados por Caicedo, quien mandó oficios a la Presidencia de la República y a la Defensoría del Pueblo.
Las inspecciones del Ministerio de Salud se repitieron en el 2014 y 2015. Según Chica, esas observaciones fueron resueltas. “No encontraron grandes novedades. Y los mismos informes indican que han sido solucionadas”.