Redacción Guayaquil
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Detrás de una cortina de agua espumosa un grupo de pequeños se oculta. Dando brincos, salen mostrando con sus vistosos trajes de baño. Los más tímidos apenas se deslizan por la superficie con la ayuda de boyas. Otros más diestros hacen piruetas.
El caudaloso río Milagro se torna amigable a la altura del recinto Las Cataratas. Ahí, la construcción de un grupo de compuertas convirtió a esa zona del campo en un sitio de esparcimiento.
El pequeño Antony Guim no demoró en darse un chapuzón. Junto a sus amigos disfrutó del agua tibia del caudal. Como él, decenas de personas se amontonan los fines de semana en los puentes colgantes y en los graderíos de este centro turístico.
“Es una opción para salir en familia. El río es tranquilo y solo con unos USD 10 se puede venir a pasear”, comenta Yolanda Sarabia, una de las visitantes. Ella llegó con un grupo de vecinos de Guayaquil hasta este caserío ubicado en el kilómetro 4,5 de la vía Milagro-Mariscal Sucre.
Las cabañas con techos de cade y sillas de caña atraen la vista desde la carretera. Bajo las rústicas estructuras, las comuneras del lugar ofrecen toda una variedad de platos típicos.
Al pie de una hornilla caliente, Aracelly Zambrano chequea unos bollos de pescado, la especialidad del lugar. “Tenemos una carta variada. Hacemos seco de gallina, tortillas de camarón, pescado asado, patacones”. Los precios van desde USD 1,50.
A un costado, 14 carpas atraen a los comensales. El humo se desprende de las bandejas llenas con maduros, choclos, chicharrones y tortillas de verde…
Junto a la parrilla, Mirian Tierra termina de asar las carnes en palito. “Aquí ofrecemos comida rápida, desde USD 0,50. Hay para todo bolsillo”, cuenta.
Las Cataratas de Milagro son visitadas desde hace más de 20 años. Pero en los últimos meses dio un giro. En julio de 2008, después de una evaluación técnica, los vetustos puentes de caña y las casitas destruidas dieron paso a un malecón regenerado y pasos peatonales colgantes.
El Municipio de Milagro y el Ministerio de Turismo remodelaron el lugar. Con una inversión aproximada de USD 203 637 construyeron tres cabañas de servicios múltiples, baterías sanitarias, vestidores, parqueos, un mirador, una tarabita y jardines.
Lourdes Casar, presidenta de la asociación de servidores turísticos de Las Cataratas (que agrupa a unos 40 comuneros), asegura que después del cambio, cerca de 1 000 turistas visitan cada fin de semana este balneario. “Vienen de Guayaquil y de otras provincias, hasta de la Sierra. Damos un servicio de calidad”
El alcalde de Milagro, Francisco Asan, explica que los comuneros recibieron charlas de servicio al cliente y planificación. Por los buenos resultados, el plan se extenderá a otras zonas. “Este proyecto es parte del plan de desarrollo sustentable del cantón. La idea es repetir este trabajo en recintos como Venecia Central y Mariscal Sucre”.
Para divertirse
Una piscina de aguas represadas es parte de este complejo turístico de 10 hectáreas. También cuenta con una estación para botes y una tarabita.
Dos cabañas de servicios múltiples complementan el lugar. Cada una tiene capacidad para 54 personas. Además hay dos cabañas con pista de baile, para 48 personas cada una.
120 familias del recinto Las Cataratas se benefician con este proyecto ecoturístico. Los comuneros ofrecen comida típica y paseos por la zona.
La arqueología se suma al paquete de Las Cataratas. En este sector del río Milagro se encontraron vestigios de la cultura Milagro-Quevedo.