Mientras la ciudad duerme, una escuadra de trabajadores limpia los túneles de tránsito vehicular de Quito. Es un grupo conformado por 27 personas que hace el mantenimiento de estas estructuras una vez al mes. La contaminación concentrada dentro de estos túneles es uno de los mayores problemas que enfrentan.
Dentro del túnel Guayasamín es difícil respirar. Tras media hora de permanecer en su interior, los pulmones hacen una mayor esfuerzo y en la nariz se siente comezón. El mareo se hace presente unos minutos después, sobre todo en las personas que no están acostumbradas a inhalar, en exceso, aire contaminado.
Gabriel Cajamarca es jefe de la cuadrilla de obras civiles que trabaja en los túneles. Se dividen tareas para limpiar, desde las 22:00 hasta las 03:00, el túnel Guayasamín que mide 1 340 metros de largo. Los trabajadores acuden a realizar este turno especial, luego de haber cumplido una jornada normal de trabajo.
Primero hacen una limpieza, en seco, de las señales de tránsito y de las barandas de seguridad, luego, otros obreros, recogen la basura de las cunetas. Botellas, bolsas plásticas y otros desechos se encuentran en el sitio. Posteriormente, se enjabonan los conos, las tuberías y las señales. Esto da paso para que otras dos personas lancen agua con chorros a presión.
Cajamarca supervisa el cumplimiento de todos estos pasos para que quede el túnel limpio. El peligro también es parte del trabajo. Unas 20 veces, comenta Cajamarca, se han salvado de ser arrollados. “Hay personas en estado etílico que no respetan las señales de desvío y nos ponen en riesgo”.
El túnel que conecta a Quito con Cumbayá se limpia una vez al mes. Foto. Diego Pallero / El Comercio
El de Guayasamín se limpia el primer lunes de cada mes. Los túneles de San Diego, San Roque y San Juan, se necesitan dos días para darles mantenimiento en ambos sentidos. Las tareas se hacen en la noche y madrugada para no afectar el tránsito de la ciudad.
Otro equipo de electricistas se encarga de revisar las instalaciones y las luminarias, es necesario cambiar las que estén quemadas para que no se afecte la visibilidad. Los obreros terminan su trabajo a las 03:00. Ahí se quitan la ropa impermeable para el agua, las botas y las mascarillas y acuden a un campamento de la Empresa de Obras Públicas en el sector de La Forestal. Duermen una tres horas y se dirigen a sus casas. Se cambian y se preparan para empezar una nueva jornada de trabajo.