Si Clint Eastwood busca una historia deportiva de superación para un filme, alguien debería escribir el guión de la campaña del Quito en este 2009 y enviárselo. La historia del título de los chullas lo tiene todo para que Eastwood gane otro premio Óscar.
Primero, los personajes. El Quito reunió a un grupo de jugadores conformado en su mayor parte por rechazados en otros equipos por ‘viejos’, trinqueros o viciosos. Son un nuevo ejemplo de lo que el DT Marcelo Bielsa decía: “Se perdona todo, menos dejar de luchar”.
Segundo, un senséi. El DT Rubén Darío Insúa sumó, a su conocimiento del fútbol, su determinación para vencer a los enemigos que se cruzaron en el camino: atrasos en los sueldos, escasez de todo en la concentración, dirigentes miopes y una trinca que trabajaba para el regreso del anterior entrenador. Insúa podría ser entrenador de la Tricolor. Si leyera el guión, de ley que Leonardo di Caprio se apuntaría para encarnar a Insúa.
Incluso los personajes secundarios son riquísimos. El mejor es sin duda el nuevo y deslenguado líder administrativo, un papel ideal para Jim Carrey o Adam Sandler, empeñado en recordarnos que recogió al equipo quebrado y que, en la final, se hizo cargar en hombros para ser ovacionado. Qué humildad.
En fin, es una gran historia. Yo pagaría para verla.