Sorbetes de plástico, prohibidos en Galápagos desde el 22 de mayo

En el restaurante Isla Grill, en Puerto Ayora, se usan sorbetes metálicos en sus bebidas. Foto: Jorge González / EL COMERCIO

En el restaurante Isla Grill, en Puerto Ayora, se usan sorbetes metálicos en sus bebidas. Foto: Jorge González / EL COMERCIO

En el restaurante Isla Grill, en Puerto Ayora, se usan sorbetes metálicos en sus bebidas. Foto: Jorge González / EL COMERCIO

Desde este martes, 22 de mayo del 2018, están prohibidos la venta y uso de sorbetes en las islas Galápagos. Este es el primero de cuatro productos plásticos de un solo uso que no podrán ingresar al archipiélago desde este año, para evitar la contaminación.

De forma progresiva, hasta el 21 de agosto, además del sorbete se impedirá la introducción de fundas tipo camiseta, envases de polietileno y botellas no retornables. Esto forma parte de una ordenanza que es de “obligatorio cumplimiento”, para los residentes permanentes, temporales, turistas y transeúntes.

La iniciativa ‘Galápagos por una cultura sin plásticos’ fue aprobada en febrero del 2015, por el Consejo de Gobierno del Régimen Especial de Galápagos (Cgreg).

El sector gastronómico y hotelero de la provincia se alistó para el cumplimiento. En Puerto Ayora, en el cantón Santa Cruz, los restaurantes y bares buscaron varias alternativas, como los sorbetes de bambú y de metal.
En Isla Grill esperan la llegada de 800 sorbetes metálicos desde Colombia.

Actualmente, en un plan piloto, trabajan con 20 unidades. “Hemos identificado que el turista nacional tiene resistencia a su uso, quizá por un tema de higiene, los extranjeros están más acostumbrados y muchos ni siquiera piden sorbetes”, señaló Fernando Salazar, propietario del restaurante.

En la fase uno, hace siete meses, se hizo un primer intento con el uso de sorbetes de papel, pero no funcionó porque el material se disolvía rápidamente con las bebidas, como jugos o batidos. “Los de metal pasan por un proceso de desin­fectado en la vaporera, se garantiza su uso”.

Midori, un local de venta de sushi, apostó por sorbetes metálicos y de bambú. También usan removedores de jugo hechos con material de caña de azúcar. “No nos agarra de nuevo la iniciativa, ya hemos aplicado las alternativas, muchos de los clientes ya traen incluso desde sus casas sus propios sorbetes”, comentó Vinicio Intriago, su propietario.

Él contó que adoptó ese modelo tras un viaje a Miami hace dos años. En el negocio también se usan palillos metálicos para el sushi y cajas de cartón para la venta de comida a domicilio, con el fin de evitar el uso de envases plásticos.

Lorena Tapia, presidenta del Consejo, comentó que la regulación responde a una ordenanza expedida por la entidad en el 2015, pero que no se había implementado totalmente.

Para ese entonces -indicó- no hubo una hoja de ruta que asegurara la sostenibilidad de la medida y el tema se volvió básicamente parte de campañas voluntarias. Para cumplir con este objetivo se realizarán controles en cada isla, a través de las comisarías de Policía y puntos de distribución y comercialización de estos objetos utilitarios.“Si las personas incumplen, lo que haremos es remitir el levantamiento de la información a un juez para que sancione en el marco de una contravención”.

Jorge Carrión, director del Parque Nacional Galápagos, señaló que la medida ayudará a la conservación del ecosistema. Solo en los primeros cuatro meses de este año se han recolectado 22 toneladas de desechos plásticos, en limpiezas de superficie y submarinas realizadas alrededor del perfil costanero de las islas Santa Cruz, San Cristóbal, Floreana y Santiago.

Pero la medida es considerada el inicio de un cambio de actitud en los colonos sobre tareas de conservación. Alberto Andrade, vocero del Frente Insular de Reserva Marina Galápagos, refirió que el tema “genera una imagen de una nueva cultura ciudadana de amor y respeto a la naturaleza”.

La preocupación -dijo- es porque el sorbete que se usa tarda 1 000 años en descomponerse y, luego, en el proceso de descomposición, el polipropileno con el que se fabrica se fragmenta en partículas microscópicas, estas -explicó- terminan en los océanos y afectan a los ecosistemas marinos.

Eso también cree Gino Sorrentino, italiano propietario del restaurante Il Anovo Giardino, en el sector Pelikan Bay. Él ha adoptado varias medidas para apoyar la sostenibilidad desde el área gastronómica.

En su local, desde que se ingresa, se ofrece un 5% de descuento si el cliente lleva sus propios recipientes para “la comida para llevar”. Tampoco se usan sorbetes de ningún tipo y se hace una campaña de comunicación con los visitantes sobre la importancia de mantener en buen estado al archipiélago. “La sostenibilidad es una tendencia”.

Según Carrión, más del 90% de los materiales contaminantes no proviene de las actividades internas de las islas, sino de otras zonas como las costas de Perú, Chile, Norteamérica y del continente asiático, que son transportados hasta Galápagos por las diferentes corrientes marinas.

En contexto

El programa de Galápagos sin plásticos se ejecutará en cuatro fases. Un mes después de la aplicación de la última etapa, se hará una evaluación de los aspectos que se deben mejorar en la región insular, declarada Patrimonio Natural de la Humanidad en 1978.

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