Giovanni Rosania Schiavone
Es interesante ver la evolución política del Estado ecuatoriano en estos tres últimos años.
Creímos que vivíamos, al comienzo del período, en la época de rey de Francia, Luis XIV, donde no solo se consiguió el poder político y militar sino el control total de sus cortesanos.
Y las tres de entre las varias guerras propuestas en los albores de este Gobierno, tales como: guerra contra la corrupción, guerra contra los descuidos de los gobiernos anteriores, guerra entre clases sociales en el país.
Está ganando la última mencionada al acentuarse la idea de los pobres contra los ricos.
Es por esto que todo sigue en el mismo tono, ya que la corrupción y la delincuencia, a más de los descuidos, siguen en auge.
Es atrayente que al inicio del cuarto año verde limón se esté entrando en el “solipsismo del siglo XXI”, donde la realidad está a la vista, donde los que siguen siendo cortesanos están seguros que la verdad es evidente y no se necesitan argumentos para comprobarlo.
El solipsismo del siglo XXI ha dejado a un lado la evolución lógica de la humanidad, al pasar esta de un estado agrario a uno industrial, y ni de lejos nos estamos acercando a la etapa de la revolución del bienestar humano, sino que estamos inmersos en un estado orweliano donde la libertad es actualmente el derecho a decir a la gente lo que no quiere oír.