El soldado boliviano Néstor Cuentas, que formó parte de un grupo de prisioneros al que el guerrillero Ernesto ‘Che’ Guevara perdonó la vida el 9 de mayo de 1967, afirmó que respeta su ideologÃa, pero no lo admira porque invadió Bolivia.
Cuentas tenÃa 18 años cuando se enroló en las Fuerzas Armadas para cumplir el servicio militar obligatorio para el perÃodo 1966-1967 y quedó acuartelado al estallar las operaciones de la guerrilla guevarista y los enfrentamientos con el Ejército.
“Lo respeto por su ideologÃa, pero no por la invasión que hizo a nuestro paÃs”, subrayó Cuentas a Efe, a propósito de recordar esa experiencia cuando los soldados de la época conmemoran estos dÃas a sus caÃdos, mientras que el Gobierno de Evo Morales organiza actos de homenaje para el revolucionario comunista.
Recordó que sus superiores les dijeron en la Semana Santa de marzo de 1967 que estaban bajo bandera para intervenir “desórdenes” en Santa Cruz (este) y después 180 reclutas fueron trasladados desde La Paz a la zona de combate en la selva de ancahuazú (sureste).
“SabÃamos que habÃa un movimiento, pero todavÃa no sabÃamos si habÃa guerrilleros”, relató Cuentas, cuyo grupo fue dividido para iniciar una incursión en la selva para buscar a los subversivos.
“Padecimos de hambre, sed, por los mosquitos y el calor.
Atravesamos toda la montaña, eran varias semanas”, evocó.
Su grupo llegó hasta el cruce de los rÃos ancahuazú e Iquiri sitio en que el grupo comandado por un teniente de apellido Arnez habÃa decidido acampar en los primeros dÃas de mayo de 1967.
El dÃa 8 de ese mes, algunos de sus compañeros fueron a buscar algo que comer rÃo abajo cuando se produjo el primer encuentro con los guerrilleros que inicialmente tomaron presos a dos soldados.
“Nos organizamos para atacar en tres grupos, rÃo abajo, pero ellos se habÃan organizado en forma de ele (L) y comenzaron a dispararnos de costado y frontalmente. Nos emboscaron”, rememoró.
El combate duró casi dos horas en el lecho del rÃo ancahuazú hasta que los fusiles mauser de los reclutas quedaron sin balas.
Según el soldado, el grupo, a cargo del teniente Henry Laredo, de 23 años, decidió la retirada cuando se escucharon los disparos que les impactaron.
“Me daba pena. En el momento de morir el teniente Laredo gritaba ¡sálveme, por mi madre, sálveme! Y los alumnos igual”, relató Cuentas, que salvó “la vida de milagro”.
En su diario de campaña en ancahuazú, Guevara da su versión de los hechos del 8 de mayo y asegura que Laredo “inició el fuego y cayó muerto, junto con dos reclutas más” y que el saldo total fue de tres muertos, diez prisioneros, dos de ellos heridos.
El 9 de mayo, Guevara relata que pasó la noche sin dormir, pero decidieron liberar a los prisioneros, previa charla.
“Se les quitaron los zapatos, se les cambió la ropa y a los mentirosos se les envió en calzoncillos”, escribió el Che.
Según Cuentas, cuando cayeron prisioneros, los guerrilleros les ordenaron desnudarse para caminar con las manos en la nuca hasta el campamento.
Agregó que el guerrillero al que llamaban “Coco”, que era el boliviano Roberto Leigue, fue el encargado de interrogarlos y de anunciarles que iban “a ser fusilados” y que debÃan comenzar a rezar.
“Desde ahÃ, algo más arriba, yo pude ver a unos 20 metros entre los matorrales y la selva a varios guerrilleros. Entre ellos habÃa un señor con barba fumando, solamente pude mirar eso”, rememoró Cuentas en alusión al que ahora cree que era el mismo Guevara.
No obstante, “Coco” despertó a los prisioneros indicándoles que “el comandante les ha perdonado la vida” y que tenÃan media hora para abandonar el lugar llevándose a sus heridos y asà lo hicieron.
Cinco meses después de ese hecho, el 8 de octubre de 1967, el Ejército boliviano capturó al ‘Che’ Guevara, aniquiló su guerrilla y al dÃa siguiente el presidente del paÃs, René Barrientos, y su mando militar, decidieron que debÃa ser ejecutado en el poblado La Higuera.
Cuentas y un centenar de los soldados de la época asistieron el viernes a una misa en La Paz para recordar al medio centenar de sus camaradas caÃdos en los enfrentamientos en la guerrilla.