Hay que partir de un hecho, basado en principios y normas constitucionales: la garantía y la defensa de la soberanía nacional es un deber del Estado. El Presidente de la República tiene la atribución y la obligación de definir y aprobar la política exterior y velar por el mantenimiento de la soberanía nacional. Sin embargo, las personas no son eternas; el país y sus instituciones, perduran.
El pragmatismo obliga a la prudencia diplomática, al manejo mesurado de las relaciones internacionales, que no es lo mismo que dirigir la política interna, aunque se cuente con respaldo popular. Tampoco significa renunciar a actuar con firmeza, pero siempre con respeto y cuidado. Más aun cuando somos un país pequeño, económicamente débil, dolarizado, que depende especialmente del comercio y las exportaciones, porque no somos una nación industrializada ni ha desarrollado ni exporta el conocimiento como hacen otras naciones más pequeñas.
Por ello es lamentable lo ocurrido en las relaciones con EE.UU., con errores conceptuales garrafales como aquello de decir que la declaratoria de persona no grata a la Embajadora de ese país no era una acción contra su Gobierno, que estaba dirigida únicamente a la diplomática y que las relaciones seguirán normales. La embajadora Hodges, guste o no, ha sido la representante del presidente Obama. La respuesta de Washington fue la expulsión de nuestro Embajador, que venía haciendo un gran trabajo, y el congelamiento de las relaciones. Basta escuchar “off the record” a altos funcionarios extranjeros y ecuatorianos en Washington, que no terminan de entender la reacción desatinada tras la difusión del primer cable Wikileaks.
En este campo no se pueden hacer los machos ni exhibir las bravuconadas internas ni ex abruptos porque esto va a tener una repercusión en todos los campos, que no dimensionan y que rebasa la renovación de la Atpdea. Las ayudas, programas de apoyo a sectores populares, a maestros y a estudiantes de escasos recursos, a pequeños productores. Desempleo en empresas exportadoras.
País soberano, pero débil y pobre, que ha venido implorando la renovación de la Atpdea. País en desventaja frente a los vecinos. Mientras aquí se expulsa a la Embajadora, el Presidente de Colombia se reúne con Obama y reabre el camino para finiquitar el TLC, que Perú ya lo tiene en vigencia.
Como dice el libro Obama y las Américas, ¿Esperanza o decepción? se debe construir una opción interamericana, a partir de una nueva aproximación de EE.UU. con Latinoamérica. Que se enfrente al unísono los males que pueden terminar a nuestras sociedades: las drogas, la violencia, la inseguridad. Corresponsabilizarse de la consolidación de la paz y la democracia, la protección de los DD.HH., la sustentabilidad del medioambiente, el apoyo a los emigrantes.