Las llamadas de números desconocidos asustaban a la familia del ejecutivo. El hombre temblaba al escuchar la voz de un extranjero que le pedía USD 10 000 para no asesinar a su esposa e hijos.
Era la primera vez que alguien se comunicaba con él para exigirle dinero y le advertía que conocía toda la rutina de su familia. “Si hablas con la Policía tendrás serios problemas…”, fue uno de los mensajes que escuchó.
El hecho ocurrió en enero de este año en Quito. El ejecutivo se contactó con los agentes de la Unidad de la Unidad Antisecuestro y Extorsión (Unase) y planificaron una cita con los desconocidos en una panadería ubicada en el norte de la capital. Allí esperarían hasta detenerlos.
El ejecutivo llevó un sobre manila amarillo con USD 2 000 en efectivo. Se sentó junto a una mesa y habló con uno de los sospechosos para entregarle lo que pactaron. Cuando el sospechoso tomó la envoltura de papel, los policías lo arrestaron. El aprehendido dio la dirección donde estaba otro colaborador y finalmente dos hombres fueron arrestados por supuesta extorsión.
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Las denuncias por este tipo de delito se incrementaron en más del 400% a escala nacional, según la Policía Antisecuestro (Unase).
En el 2010 se reportaron 37 denuncias por extorsión mientras que en el 2011 se dispararon a 246. Más del 50% de hechos se registra en Pichincha. En esta provincia, de enero a septiembre del 2012 hubo 123 hechos. Lo máximo que presentan otras jurisdicciones son 15 denuncias.
Los investigadores advierten que desde abril pasado las extorsiones tomaron otro giro.
El ataque a profesionales
Antes, la mayoría de afectados era comerciantes o empresarios y ahora son profesionales: médicos, abogados, arquitectos, ingenieros… La indagación determina que este viraje delictivo se produce por “los ingresos económicos considerables” de las víctimas.
Otro dato clave: las extorsiones a esas personas se producen desde las cárceles. Los agentes revelan casos de internos que piden montos que varían entre los USD 1 500 y USD 3 000. Pero no solo extorsionan a uno, sino a varios y así suman cantidades.
Las víctimas tienen miedo de hablar. Un policía se comunicó con ellos, pero la respuesta fue la misma: mantener silencio por temor a posibles represalias y no recordar lo que viven.
En el caso de los dos detenidos en la panadería, el ejecutivo quiteño reconoció por su voz al hombre que le llamaba. En el tiempo que fue extorsionado, él grabó las conversaciones con el inculpado.
Con temor narró que este le había amenazado con matar a sus allegados si es que no le cancelaba lo que pedía. En esos momentos, los gendarmes le ayudaban para que no entrara en pánico. Sus familiares lo tranquilizaban.
En los casos de extorsión, las bandas primero estudian a quienes tienen éxito. También buscan víctimas en Internet.
Un ex funcionario de una prisión de la capital contó ayer que desde las celdas las mafias organizan sus redes y contactos. Otra revelación: en la hora de visita, los jefes de bandas intercambian datos con sus colaboradores.
En las investigaciones se ha determinado que las redes cuentan con emisarios que operan afuera de las cárceles. Tras cobrar el dinero, los grupos hacen giros y se reparten las ganancias.
Incluso la Policía colombiana detectó que desde los centros de rehabilitación de Ecuador se registran problemas de extorsión como ocurre en el vecino país.
Las autoridades de los dos países intercambian datos para operaciones y desarticular mafias.
El 30 de marzo último se ejecutó el operativo denominado Alcatraz en tres cárceles del país.
Los uniformados dijeron que el objetivo era “individualizar a los autores, cómplices y encubridores de hechos delictivos”.
750 miembros de los grupos de élite ejecutaron la incursión en el ex Penal García Moreno, la cárcel 3 de varones (Quito), el centro de rehabilitación de varones Bellavista (Sto. Domingo), etc.
En las indagaciones se determinó que “desde el interior se realizaba un estudio de las víctimas con la ayuda de guías telefónicas, tarjetas de presentación y pancartas de publicidad comercial”. Se decomisaron 276 armas blancas y 68 celulares. Según investigadores, “los teléfonos probablemente eran utilizados para intimidar y exigir dinero a personas”.
Futbolista afectado
Los casos de extorsión no solo se han presentado entre profesionales o gente de negocios. Artistas y deportistas han sido perjudicados. A finales de agosto, un futbolista fue intimidado al recibir llamadas telefónicas en las que le pedían USD 3 000. Al final, un sospechoso fue apresado.
Una cantante tuvo el mismo problema. A ella le pedían USD 50 000 a cambio de no secuestrar a su hija de 8 años. En el caso de la panadería, los detenidos aceptaron su culpabilidad y recibieron dos meses de cárcel. Los sospechosos fueron deportados a su país en marzo pasado.
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La usura y la extorsión se presentan en mercados
Otro tipo de extorsión se presenta en los mercados de Quito, según policías de la Unase. En esta modalidad, a los comerciantes de víveres u otros productos les obligan a pagar dinero para que conserven los puestos y trabajen con “normalidad”.
En San Roque y Las Cuadras, los vendedores sienten temor a hablar del tema, y negaron haber sido víctimas de chantaje por deudas o extorsión.
En Iñaquito y Santa Clara, los comerciantes son cautos y hablan del tema en voz baja. Incluso identificaron a una mujer que posiblemente tiene nexos con dos bandas familiares desarticuladas por la Policía, en Quito, el 13 de marzo pasado en el operativo denominado Avalancha.
En la incursión, medio millar de uniformados irrumpieron en 33 inmuebles del centro de Quito. 24 presuntos líderes de una organización fueron detenidos, por supuestas asociación ilícita, robo de autos, robo de domicilios, lavado de activos, usura, etc.
Algunos vendedores del Centro Histórico cuentan que mantienen deudas con los extorsionadores y tienen que cancelar los intereses cada mes.
Las víctimas dicen que piden dinero por necesidad y, a veces, “no miden las consecuencias que esto puede tener”. Los intereses que los comerciantes pagan mensualmente alcanzan el 20%. Las redes actúan en los mercados y, entre varias personas, intimidan al propietario del puesto hasta que pague. Cuando no tienen dinero, amenazan con golpearles.
Los extorsionadores operan con colaboradores, según informes de la Policía Judicial. Un grupo cobra la plata, otros se encargan de dar seguridad (brazo armado), otros son tramitadores de documentos y finalmente otro grupo se encarga de lo logístico (conseguir autos, transportar a los colectores de dinero).
Los vendedores de los mercados señalan que los usureros no les permiten pagar el capital por cuotas. En otro casos, denuncian que los cobradores también les llaman por teléfono cuando no pueden ir al mercado.
Algunos casos de extorsión que se han reportado en Quito en ocho meses de este año
10/01/2012
Edwin P. (foto) fue detenido en Quito y los policías dijeron que en su poder se hallaron dos cheques de USD 4 000 y USD 25 000. Según agentes, el hombre extorsionaba a la gente que tenía préstamos.
30/01/2012
Tres personas fueron arrestadas en el momento en que recibían dinero de un hombre que había sido extorsionado. La Policía dijo que la víctima había desembolsado USD 25 000 a cambio de su seguridad.
02/08/2012
La Secretaría de Transparencia denunció a Julio M. contra quien tenía sospechas de que pedía entre USD 1 500 y USD 2 000 para tramitar los permisos de circulación de cooperativas de taxis ejecutivos.
04/08/2012
Pablo B. denunció a una persona que él identificó como policía y dijo que permanentemente le exigía dinero a cambio de mantenerlo libre. El uniformado fue detenido y la Justicia le otorgó medidas cautelares.
20/08/2012
Un futbolista pidió ayuda a la Policía tras recibir llamadas en las que desconocidos amenazaban con agredir a su familia. Un hombre fue detenido luego de que el deportista depositara USD 30 y no los USD 3 000 exigidos.