Agentes de Criminalística levantaron la mañana de ayer el cadáver de Roberto Ruiz Aguirre, de 42 años. Él era de Cayambe, pero hace un mes y medio llegó a Llano Grande como nuevo párroco. Los uniformados señalaron que el cuerpo fue hallado en su habitación. Junto a él apareció una carta escrita a computadora en donde se hablaba de un supuesto suicidio.
Sin embargo, los policías confirmaron que las pertenencias del religioso, como el vehículo, celular y tarjetas de crédito, desaparecieron.
Los vecinos se mostraron sorprendidos, pues señalaron que el párroco tenía buenas relaciones con los moradores. Es más, reunía a la gente de escasos recursos económicos para brindarles alimentos. “Ahora no salió”, dijo una mujer que acostumbraba visitar la iglesia de esta parroquia, ubicada en el extremo norte de Quito.
Hasta la noche de ayer, en la Policía se desconocían las verdaderas causas de la muerte.
“No hay huellas de ningún forcejeo”, señaló un agente de Criminalística que acudió al levantamiento del cadáver.
En esa dependencia incluso se indicó que todavía no se hacía la autopsia, para determinar las causas de la muerte.
No obstante, los policías dijeron que iniciarán una investigación, para -en caso de ser un crimen- detener a los posibles culpables. Por ahora se buscan las pertenencias del religioso, que están desaparecidas.