Testimonio del jefe del blindado herido
Mientras lo disparaban evocó tres veces a la Virgen de El Quinche y cayó al piso. No pudo moverse. Ocho balas impactaron su cuerpo y ayer el guardia seguía en terapia intensiva, conectado a suero y a oxígeno.
La balacera del lunes en el Quicentro Sur dejó siete heridos (una niña no fue internada). Uno recibió el alta al siguiente día y cinco siguen hospitalizados. Tres son guardias de la empresa que ese día trasladaba dinero hacia el blindado. Todos tienen impactos de bala.
El que recibió ocho tiros es el más grave. Su pulmón está perforado, pero los médicos dicen que “se mantiene estable” y puede hablar. Lo hace despacio, casi en voz baja: “12 años como guardia y es la primera vez que me pasa esto. Creo que volví a nacer”. A los 18 años ingresó al cuartel y en la guerra del Cenepa se presentó como reservista. “Me crié en el campo y esa comida me hizo fuerte”, bromea.
Las escenas del asalto quedaron grabadas en videos. En uno se ve cómo tres hombres lo atacan con armas. Uno lo dispara a quemarropa, a solo dos metros. Otro lo hace desde un costado. Y el tercero por detrás, cuando ya estaba en el piso. Allí quedó junto a dos personas heridas. Todo recuerda con claridad. “Repetí tres veces virgencita sálvame. Uno de ellos cogió mi arma y se fue. Eso fue un alivio tremendo”. ¿Ustedes tienen la orden de disparar? “Sí. Pero si reaccionaba y mataba a un civil yo estaba fregado. Es difícil coger y disparar al que me está apuntando. Todo fue sorpresivo”. Dice que su arma estaba con seguro.
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Los médicos lo controlan. Igual lo hacen con otros dos guardias afectados. Uno de ellos estaba a punto de perder la mano derecha, pues una bala hirió de gravedad sus cuatro dedos. La pierna, tibia y peroné están fracturados y se mantiene en recuperación.
El tercer celador está menos grave. Un proyectil afectó el nervio del brazo izquierdo y perdió fuerza y sensación. Cuando los tres custodios fueron internados, los especialistas no hallaron balas alojadas en el cuerpo. Con las dos mujeres ocurrió algo diferente. Los galenos las intervinieron para extraer el proyectil.
El celador, devoto de la Virgen, era jefe del blindado. Y cuando se recupere -dice- se irá a El Quinche a dejar “una placa de agradecimiento”.
El relato de dos detenidos que fueron liberados
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