Estoy acostumbrado a hacer compras en el mercado todos los sábados. Vivo en el sur de Quito y siempre hacen ferias libres cerca de mi barrio. Hace un mes fui con dos bolsas a comprar frutas y verduras. Salí de mi casa poco antes de las 07:00 con un monedero en la mano, en el que llevaba el dinero justo para lo que iba a traer.
[[OBJECT]]Mi familia y yo no tenemos muchas posibilidades, trabajamos en el comercio informal, en las calles y lo que vendemos en el día nos alcanza para comer y reunir para el arriendo de dos cuartos que pagamos cada fin de mes.
A esa hora, en el mercado ya había mucha gente, los puestos de las vendedoras estaban saturados y por el tumulto era difícil ver bien lo que estaban comprando. Con las cosas que adquirí había llenado una bolsa.
En un descuido puse la bolsa en el piso para ver si los aguacates que me estaban vendiendo estaban en buen estado para comer. Y de pronto sentí un empujón que me mandó contra el puesto de verduras, me paré bien nuevamente y vi que un hombre alto se llevaba la funda de mis compras.
Me puse a gritar y a pedir que lo detuvieran, pero nadie hizo caso, todas las personas que estaban por ese lado vieron cómo el ladrón se fue llevando la comida.
Mientras gritaba, levantaba las manos para que alguien que estaba cerca de él me hiciera caso y de nuevo por atrás me cogieron la mano y me arrancharon el monedero donde tenía el dinero.
Todo fue tan rápido, por eso tampoco tuve oportunidad de reaccionar. Los dos ladrones estaban juntos, porque a lo lejos les vi irse en una moto.
Las vendedoras y algunas personas que estuvieron cerca de mí en ese momento, me dijeron que ese acto ya era una costumbre en el mercado. Yo iba regularmente, pero jamás me había ocurrido nada de eso ni había escuchado o visto algo similar.
Sin embargo, aquellas personas lo tomaron como algo ya común y no dijeron nada más, ni se solidarizaron preguntando al menos si estaba bien.
Estos desconocidos se llevaron la bolsa llena de verduras, la otra que tenía no estaba llena y encima me dejaron sin dinero para regresar a mi casa, pues tenía que volver en bus.
Volví ese día a mi casa muy triste y preocupada por lo que me pasó. No sabía ese momento qué decirle a mi familia y sabía que no teníamos más dinero para reponer lo que me robaron. Sería más seguro si dentro de las ferias libres estuvieran policías rondando para que estas cosas no pasen. Ellos no saben el daño que hacen.